Los peeling químicos consisten en la aplicación de un agente exfoliante sobre la piel que provoca una lesión controlada de la epidermis y dermis. El peeling retira las capas superficiales de la piel, consiguiendo mejorar su aspecto. También es útil para tratar los signos de fotoenvejecimiento cutáneo, como los léntigos solares o las queratosis actínicas. El peeling actúa sobre el adelgazamiento de la epidermis, el engrosamiento de la dermis y el daño de las fibras elásticas que se producen con el paso del tiempo.
Los peelings también se utilizan en el tratamiento del acné, solos o combinados con otros tratamientos tópicos para potenciar su efecto. Inicialmente actúan sobre los comedones, y en una fase posterior reducen las lesiones inflamatorias y las cicatrices.
Los peeling de uso médico más frecuentemente utilizados están compuestos por ácido glicólico, salicílico, tricloracético (TCA), mandélico, pirúvico, entre otros. Pueden clasificarse en:
* Muy superficiales (abarcan sólo el estrato córneo)
* Superficiales (hasta la capa basal)
* Intermedios (dermis papilar)
* Profundos (dermis reticular)
Los intermedios y profundos, debido a su poder de penetración en la piel, deben ser recomendados y aplicados por profesionales debidamente entrenados. Este tratamiento debe formar parte de un abordaje terapéutico integral adaptado a las necesidades de cada paciente.
La elección del tipo de peeling está basada en la ponderación de varios factores, siendo fundamental realizar un abordaje correcto del tipo de patología que presenta el paciente. Aplicando la clasificación de Fitzpatrick y la escala de Glogau, y teniendo en cuenta los resultados que se desean alcanzar, médico y paciente deciden de forma conjunta la mejor opción de tratamiento.
El tratamiento con peeling consta de tres fases: preparación, aplicación del producto y recuperación. El médico debe informar al paciente del curso evolutivo esperable de cada una de ellas, y de sus posibles complicaciones.
Previamente a la aplicación del peeling, el médico debe tener en cuenta determinados condicionantes del paciente, como son su estado de salud, hábito tabáquico, la medicación que recibe habitualmente, la presencia de infecciones herpéticas repetidas, el grado de daño cutáneo, tipo de cicatrización y los tratamientos a los que se ha sometido anteriormente (cirugía estética).
El tratamiento con peeling no puede ser aplicado si existe una infección activa o una herida abierta en la zona a tratar. Tampoco durante el embarazo y la lactancia.
En Clínica Alxen disponemos de los más avanzados tipos de peeling, que se aplican siempre bajo estricto control dermatológico, lo cual constituye la máxima garantía para tu piel.