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Los efectos psicológicos del cambio de hora

Cuando se acerca el momento de cambiar la hora en nuestros relojes comenzamos a temblar. “¿Entonces dormimos una hora más o una hora menos?”, es la frase que más suena en nuestra mente.

Nos viene bien una hora más, pero temblamos cuando nos toca ajustar el reloj y dormir una hora menos. Recurrimos al chiste fácil de “más que un cambio de hora, conviene una ampliación”.

Usamos esta expresión porque todos en mayor o menor medida nos convertimos en sufridores de las consecuencias negativas que tiene el cambio de hora. Nuestro reloj interno se resiente de manera transitoria.

Nos cuesta ajustar la agenda interior de sueño y comidas. Nuestro estado de ánimo se resiente, nos sentimos somnolientos, desganados, nerviosos, inatentos e irritables. Estos efectos psicológicos son débiles, incluso puede que, de hecho, sean inexistentes para ciertas personas.

efectos cambio de hora

Esta sensación generalizada no cae en saco roto para la ciencia. Los estudios han encontrado un nexo de unión entre los cambios de horario y el malestar psicológico. Teniendo esto en cuenta desde la comunidad científica se han hecho algunas recomendaciones que ayudan a paliar los efectos psicológicos del cambio de horario:

  • El ejercicio físico suave: los paseos o las carreras pueden ayudar a avanzar el reloj interno, así como a regular los distintos neurotransmisores que regulan nuestro estado de ánimo.
  • Mantener rutinas de sueño y alimentación durante el resto del año ayuda a atenuar los efectos psicológicos que comentamos.
  • Exponerse a la luz solar durante una o dos horas en los días posteriores al cambio de horario también podría ayudar a sincronizar los ritmos desestabilizados.
  • Modificar el horario de comidas y evitar la ingesta de cafeína, alcohol u otros estimulantes.
  • Tomas prescritas de melatonina: desde el ámbito médico se ha sugerido que la ingestión puntual bajo indicación médica de ciertas dosis de la hormona melatonina podría ayudar a regular los ciclos de vigilia y sueño en las personas sensibles a estos cambios.
  • Adaptarse al cambio horario desde unos días antes: en las personas que habitualmente se ven afectadas se suele aconsejar que, desde una semana antes, vayan haciendo pequeños cambios progresivos de diez minutos cada día en el sentido del próximo cambio de horario.
  • Ajustar la hora en los aparatos médicos: las personas que usen aparatos médicos con relojes internos deben supervisar la corrección del cambio de horario en ellos. Estos aparatos pueden ser algunos marcapasos, desfibriladores, monitores de ritmo cardíaco, monitores de glucosa, etc.

De esta manera podemos paliar los efectos del cambio de hora en nuestro cuerpo y en nuestra mente, haciendo más llevadero un cambio artificial que a veces nos trae de cabeza por la descompensación de horarios que conlleva.